La empresa Aqualia ha puesto en marcha en Mérida la mayor planta de tratamiento de aguas residuales con microalgas de Europa. Es una de las más grandes del mundo, con una capacidad de depuración que alcanza los dos millones de litros al día, además de producir biomasa de alto valor.

La biofactoría, desarrollada dentro del proyecto europeo I+D “H2020 SABANA”, cuenta con 20.000 metros cuadrados de superficie y ha supuesto 10,3 millones de inversión.

La tecnología utilizada supone una apuesta por la sostenibilidad en la depuración de aguas residuales. La planta cuenta con 665 paneles fotovoltaicos que generan el 75% de la energía necesaria de la planta y, además, se han instalado microturbinas que producen 770 kilovatios.

La tecnología de microalgas convierte las estaciones depuradoras en fuentes de recursos verdes de alto valor añadido (bioplásticos, biofertilizantes…) a la vez que se reduce significativamente los requerimientos energéticos para tratar las aguas de forma eficiente.

 Una vez tratadas las algunas residuales en la lagunas de algas y bacterias y por medio de humedales artificiales, obtienen biomasa, rica en el carbono, el nitrógeno y el fósforo eliminado con la depuración, con los que producen bioestimulantes de alto valor agronómico.

Gracias al oxígeno que producen las microalgas se puede eliminar el carbono, el nitrógeno y el fósforo simultáneamente en el mismo reactor (la planta tiene tres), lo que permite ahorrar 200.000 kilovatios al año de energía en el tratamiento de las aguas residuales. Es decir, el consumo de 40 viviendas de cuatro miembros.

Esta planta tiene una capacidad de tratamiento de aguas residuales de alrededor de 2 millones de litros al día y una producción de biomasa de alto valor cercana a las 200 toneladas al año.

Además de ser sostenible, esta tecnología aspira a ser una solución para los municipios de pequeño tamaño donde no existe ningún tipo de tratamiento