El interés de los accionistas por los impactos sociales, ambientales y económicos de las empresas se ha incrementado a medida que la RSC se ha ido haciendo su hueco en los métodos modernos de gestión empresarial.
Pero las empresas en general desconocen exactamente cómo es usada la información de sostenibilidad que proporcionan a los inversores, si les es interesante y fácil de interpretar, y por último qué parte de la información es la que tienen en cuenta en sus procesos de toma de decisiones.
Ese desconocimiento hace que sea más difícil la participación de los inversores en la integración de los problemas de sostenibilidad en la estrategia empresarial y también, por tanto, que se cree valor a largo plazo.
Para abordar los desafíos relacionados con la creación de valor a largo plazo y las brechas en la cadena de valor corporativa y de inversión, Corporate Citizenship lanzó un proyecto que sigue a otras iniciativas anteriores como ‘Focusing Capital on the Long Term’ (FCLT), que fue realizada por el Consejo de Inversiones del Plan de Pensiones de Canadá (CPPIB) y McKinsey & Company en 2013.
Un proyecto llevado a cabo a través de la revisión detallada de estudios existentes y realizando su propia investigación que ha incluido entrevistas con los principales líderes de opinión en el tema y también con inversores interesados.
El informe ‘Getting on the right track: How to demonstrate the value of sustainable business to investors‘ fue el resultado de su investigación y trata de explicar las razones por las que el modelo actual no está funcionando, y realiza recomendaciones encaminadas a proporcionar una guía práctica para los equipos de RSC y de Relaciones con los Inversores sobre cómo demostrar mejor el rendimiento real de las acciones de RSC a ese tipo de audiencia.
Los informes económicos de las empresas se suelen presentar de manera trimestral y se centran en elementos financieros tangibles como los ingresos netos o los beneficios por acción.
En consecuencia, las empresas a menudo renuncian a las inversiones creadoras de valor a más largo plazo en favor de los resultados a corto plazo en la creencia de que es lo mejor para sus accionistas.
Actitudes como esa provocan que, a menudo, queden relegadas a un segundo plano las estrategias y los factores de sostenibilidad y por tanto la capacidad de la empresa para generar valor a largo plazo.
Para solucionar esto, algunas bolsas internacionales se están preocupando por este tema y se han vuelto más intervencionistas para abordar el corto plazo de los participantes en el mercado, exigiendo la inclusión de factores de sostenibilidad en los informes de empresas que cotizan en bolsa.
La primera de ellas fue la Bolsa de Johannesburgo, que estableció un requisito para los informes integrados, incorporando el desempeño ambiental y social junto con el desempeño financiero.
El establecimiento de la iniciativa de la Bolsa de Valores Sostenible de las Naciones Unidas y el Grupo de Trabajo de Sostenibilidad de la Federación Mundial de Bolsas han ayudado a mantener el impulso internacional para mejorar la divulgación y transparencia de las empresas.
Como los factores de sostenibilidad tienden a tener implicaciones a largo plazo para el rendimiento de la empresa, su inclusión en las comunicaciones de los inversores principales ayuda a cambiar aún más los horizontes de tiempo de las empresas y los inversores.
Fuente: https://albertvilarino.com
Nota: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.